sábado, 16 de diciembre de 2017

Brasil: En defensa de la Universidad Metodista de San Pablo. La destrucción conservadora de un proyecto de educación democrática. ¡FUERA BORGES!

Nuestra más sincera palabra de solidaridad a las víctimas de esa reencarnación de la dictadura. Y nuestro profundo lamento por la destrucción de todo un proyecto de educación democrático.

Ángel Bravo / Especial para Con Nuestra América

El rector Paulo Borges
En la historia de la educación en América Latina, las escuelas y después las universidades protestantes tienen un lugar reservado. En la perspectiva política el papel de ellas no ha sido uniforme. La Universidad Metodista de San Pablo, en Brasil, tiene en su haber su clara posición de resistencia a la dictadura militar de los años 60, que generó inclusive la intervención militar clausurando la facultad de teología. No todas las escuelas protestantes actuaron en esa dirección. No tenemos la intención de recontar aquí la historia de lucha democrática de esa universidad. Es internacionalmente reconocido su firme posición en favor de un proyecto educativo al servicio de una sociedad más justa y equitativa.

En las últimas semanas hemos recibido insistentes noticias de abusos cometidos por el nuevo Rector, Paulo Borges, que asumió el cargo al inicio del presente año. En la presente semana el susodicho personaje, después de reorganizar su cuadro de directores, substituyendo a los que se mostraban críticos, ha desatado un maquiavélico proceso de despidos masivos de profesores y coordinadores de los programas de pósgraduación y graduación. Decenas de profesores, todos de comprobado compromiso con los valores democráticos e investigadores de indiscutible prestigio, han sido despedidos u obligados violentamente a aceptar una drástica reducción de horas de trabajo.

¿Quién es ese siniestro personaje en el escenario académico brasileño? Nadie tiene seguridad. Sabemos sí y sin alguna duda, que se trata de un facineroso a quien la alta jerarquía de la Iglesia Metodista (de reconocida historia ecuménica y claro compromiso con los Derechos Humanos) le confió la administración de ese prestigioso centro de estudios. Profesores y alumnos se han organizado y reaccionan, resisten a la cruel destrucción de la universidad. Los hechos han ganado el espacio público. Importantes medios de comunicación han denunciado los atropellos y, el encomendero de la jerarquía eclesiástica metodista no ha dado la cara, lo que llama mucho la atención. ¿A quién rinde cuentas el señor Paulo Borges? La Universidad en cuestión goza de exoneración de impuestos pues es una entidad filantrópica sin fines de lucro, recibe también importantes recursos públicos para becas y proyectos de investigación de gran importancia. Pero Borges parece actuar al mejor estilo de las dictaduras militares de la segunda mitad del sigo XX. Ha silenciado, despedido y maltratado especialmente a los dirigentes y profesores más críticos; al mismo tiempo ha ofrecido cargos importantes a novatos y serviles profesores sin ninguna experiencia.

Es importante destacar que esos lamentables hechos acontecen en un contexto social latinoamericano de resurgimiento de la derecha conservadora que, envalentonada con la victoria reciente de Trump, se proyecta, insensible, deshumana, al despojo de los derechos básicos de la clase trabajadora. En Brasil, el actual gobierno ilegítimo de Michel Témer lo muestra de cuerpo entero. La onda conservadora política, religiosa y económica se está manifestando con fuerza inédita. Los abusos del señor Borges tienen, definitivamente, un importante componente ideológico y político. No hay argumentos económicos que expliquen tamaña crueldad. Todo indica que Borges pretende transformar una gran universidad en una pieza más de la arrolladora máquina capitalista que comercializa y se enriquece con la educación. Digámoslo de paso, se sabe que Borges es un mediocre empresario con ambiciones muy arribistas. En ese sentido, es incomprensible cómo una Iglesia de largo y comprobado compromiso ecuménico le haya confiado puesto tan importante.


Nuestra más sincera palabra de solidaridad a las víctimas de esa reencarnación de la dictadura. Y nuestro profundo lamento por la destrucción de todo un proyecto de educación democrático. Nuestra exhortación a los dirigentes de la Iglesia Metodista, llegó la hora de retomar su herencia metodista de compromiso con los más pobres. Han llegado hasta nosotros los videos de las protestas de profesores y alumnos. Estamos con ellos: “Fuera Borges”.

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