sábado, 4 de julio de 2015

Barro Blanco y el papa Francisco

En Panamá tenemos tres presidentes que han gobernado durante la construcción de la represa hidroeléctrica de Barro Blanco: Martín Torrijos, Ricardo Martinelli y Juan C. Varela. Los tres mandatarios elegidos en 2004, 2009 y 2014, respectivamente, han colocado por encima de los intereses del país y de los pueblos ngobe y buglé, a un grupo de especuladores cuyos cabecillas están, actualmente, detenidos por peculado en Honduras.

Marco A. Gandásegui, hijo / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad Panamá

En un artículo muy sabio, el padre José Fitzgerald, cura de la Iglesia católica en la Comarca Ngobe Buglé, nos recuerda que sólo en 2014 en EEUU fueron desmanteladas 72 hidroeléctricas (y, además, un total de 900 en las últimas dos décadas). Según la revista National Geographic “están recuperando los ecosistemas naturales para liberar los ríos, desarmando las hidroeléctricas después de muchos años de daños. Los peces están de nuevo migrando hace arriba donde han recuperado más de 1,100 kilómetros de ríos. No es tarde, puntualiza Fitzgerald, para tomar la decisión responsable sobre Barro Blanco, desmantelar la construcción y dejar al río correr libre.

Fitzgerald también le envía a todos los panameños un mensaje sobre como hacen las familias ngobe y buglé para sobrevivir en esta época del año (entre cosechas). Cuando la alimentación es escasa se practica la reciprocidad y solidaridad entre familias. Es decir, los que tienen en abundancia comparten con los vecinos que han tenido dificultades. Según Fitzgerald, la base espiritual descansa en la práctica de ‘compartir la casa’. Para los ngobe y buglé, todos vivimos en una sola casa, la casa de Dios, que es toda la Tierra y lo que contiene.

Hay una total coincidencia entre esta filosofía y la reciente encíclica del papa Francisco (jefe de la Iglesia católica): ‘Alabado sea: Sobre el cuidado de la casa común’. Según Fitzgerald, uno puede imaginar que el papa Francisco escribió la encíclica junto al río, sentando bajo un palo de mango, escuchando los oprimidos de la casa común. El papa tomaría muy en serio la gran sabiduría que ofrecen los pueblos para salir de la crisis. Crisis provocada por sobreponer los intereses económicos por encima de las necesidades que demandan el ambiente, la cultura y el espíritu.

El papa Francisco, agrega Fitzgerald,  critica directamente las grandes violaciones de los gobiernos y empresas contra los derechos de los pueblos ngobe y buglé. El papa “señala los pecados contra la integridad de la creación de Dios por la imposición de proyectos que no consideran los efectos ambientales, culturales y espirituales” como Barro Blanco. (Lo) presenta como una ofensa contra Dios en su plan para la renovación de la tierra y el cielo. Estamos equivocados si creemos en el ‘desarrollo’ no planificado a base de una ‘visión consumista del ser humano'. (Alabado sea 144)

En Panamá tenemos tres presidentes que han gobernado durante la construcción de la represa hidroeléctrica de Barro Blanco: Martín Torrijos, Ricardo Martinelli y Juan C. Varela. Los tres mandatarios elegidos en 2004, 2009 y 2014, respectivamente, han colocado por encima de los intereses del país y de los pueblos ngobe y buglé, a un grupo de especuladores cuyos cabecillas están, actualmente, detenidos por peculado en Honduras. Pasaron por encima de las leyes panameñas y de los reglamentos ambientales (con la complicidad de funcionarios públicos) para alegar ahora que son inocentes de todo pecado, buscando la manta de la ‘seguridad jurídica’ inexistente para este caso.

El papa dice que “en diversas partes del mundo, (los indígenas) son objeto de presiones para que abandonen sus tierras a fin de dejarlas libres para proyectos extractivos… que no prestan atención a la degradación de la naturaleza y de la cultura”. El papa también expresa que “es indispensable prestar especial atención a las comunidades (indígenas) y sus tradiciones culturales. No son una simple minoría entre otras, sino los principales interlocutores, sobre todo a la hora de avanzar en grandes proyectos que afecten a sus espacios”. (Alabado sea 146).

Los pueblos ngobe y buglé se han levantado contra la imposición de una represa que les arrebata su cultura y abre el camino a su extinción. La hidroeléctrica es una apuesta de los especuladores, basada en la posible explotación futura de una mina de cobre. Si falla, creen que la energía podría sumarse al flujo contemplado por el proyecto meso-americano que alimentaría a EEUU (Los Ángeles vía Houston). 

Fitzgerald asegura que los ngobe “saben cuál es el orden que Dios ha puesto en esta parte de la tierra, donde las aguas fuertes vienen de la cordillera, caen sobre la tierra, bajan en las quebradas y son llevadas al mar por los caldosos ríos”. La encíclica del papa nos pide que rescatemos ese rincón de la tierra y que los gobernantes tomen conciencia que el futuro de todos los panameños está en Barro Blanco.

2 de julio de 2015.

*Profesor de Sociología de la Universidad de Panamá e investigador asociado del CELA

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