sábado, 27 de junio de 2015

Ecuador: Desnudar al oligarca

Se impone con urgencia que tanto el Gobierno como todo lo que sea recuperable de la organización política se movilicen para mostrar a la ciudadanía, con pelos y señales, con nombres propios y ubicación concreta, qué es la oligarquía, quiénes son los oligarcas, cuánta fortuna han acumulado y por qué medios, cuáles son sus vínculos con los grandes medios, con la banca internacional, con la Chevron y otras multinacionales.

La oligarquía ecuatoriana contra Rafael Correa.
Jaime Galarza / El Telégrafo (Ecuador)

Después de protagonizar demostraciones contra el gobierno de Rafael Correa, principalmente en Quito, la oposición ultraderechista ha convertido a Guayaquil en escenario de sus iracundas demostraciones, con la singularidad de que sus máximos gestores son dos encumbradas estrellas de la oligarquía porteña (y nacional, claro): el alcalde Jaime Nebot Saadi y el banquero Guillermo Lasso. El primero, saltando de su conocida condición de ‘líder cantonal’ al plano de presidenciable a la fuerza, y el segundo como presidenciable a tiempo completo, sin que nadie lo llame.

La movilización decretada por el Alcalde se compondrá, en buena medida, de empleados y policías municipales, sin que se descarte una importante participación de elementos populares, que irán detrás de conocidos caballeros y matronas que, por ahora, vestirán trajes modestos a fin de ocultar su faz de ‘pelucones’. Y claro, ocultarán las banderas y camisas negras del fascismo que representan para lucir camisetas con la benévola imagen del papa Francisco. Lo que no podrán esconder es el odio que destilan contra la Revolución Ciudadana, en particular contra cualquier intento de tocarles el bolsillo, donde guardan dineros legítimos y fortunas malhabidas.

Como quiera que sea, la manipulación alcaldicia tendrá algún éxito, aumentado en forma gigante por la complicidad de los medios privados, que comen en la misma mesa de la oligarquía. Así tendremos que si Nebot reúne 20 mil seguidores, los medios gritarán ¡50 mil!, y si congrega 30 mil, los medios clamarán ¡100 mil! Y la masa, predispuesta al engaño, les creerá. Pero bien. Vamos a otro punto. El relativo éxito de estas manifestaciones sus capos deben agradecerle a Alianza PAIS, cuyo despiste, desorganización e inoperancia son proverbiales y demuestran que no aprendió nada de las clamorosas derrotas de febrero 2013, ocasionadas por el oportunismo, la ceguera política y el sectarismo. Sus personeros, además de lanzar en forma inoportuna la consigna de la reelección presidencial, proclamaron como meta luminosa la carnetización de un millón de adherentes. Ahora surgen las preguntas: ¿llegaron siquiera a medio millón en más de un año? Y cualquier número de miles que hubieren carnetizado, ¿dónde están?

Reconozcamos la verdad. Si no fuera por la propia acción del presidente Correa (sabatinas, inauguración de obras, entrevistas, exitoso reconocimiento internacional, etc.), no se sabría de la existencia de Alianza PAIS. Frente a esta realidad se impone con urgencia que tanto el Gobierno como todo lo que sea recuperable de la organización política se movilicen para mostrar a la ciudadanía, con pelos y señales, con nombres propios y ubicación concreta, qué es la oligarquía, quiénes son los oligarcas, cuánta fortuna han acumulado y por qué medios, cuáles son sus vínculos con los grandes medios, con la banca internacional, con la Chevron y otras multinacionales. Una demostración de esta naturaleza, publicitada a los cuatro vientos a través de les medios públicos y de toda clase de iniciativas, le quitaría piso a la falaz y engañosa propaganda de la restauración conservadora.

Por su parte, en cada provincia, en cada ciudad, los jóvenes revolucionarios podrían y deberían hacer un ejercicio público concreto: desnudar al oligarca. Que en todas partes hay ejemplos. Esto mientras se implementan medidas y acciones para que la patria avance, teniendo como bandera decisiva los cambios sociales, retomando las propias tesis del Presidente, como aquella de que  “sin Revolución Agraria, no hay Revolución Ciudadana”.

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