sábado, 25 de enero de 2014

Neoliberalismo y calentamiento global

No hay futuro ambiental (y para la humanidad) con el capitalismo y especialmente con el capitalismo neoliberal. Mientras la producción siga orientada hacia la ganancia y no a la satisfacción de las necesidades sociales, el planeta seguirá envenenándose y la basura (incluso la tóxica) nos inundará.

Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México

La derecha neoliberal más recalcitrante, persiste en tapar el sol con un dedo. Niegan que  el planeta  esté sufriendo un calentamiento global y consideran la anterior aseveración  una patraña ideológica de los enemigos del progreso y del desarrollo. En el fondo consideran la angustiante advertencia de científicos y ecologistas,  una maniobra izquierdista y en el fondo anticapitalista. Hace unos meses un grupo de 831 expertos de 35  países  constituido en el Grupo Intergubernamental para el Cambio Climático (Intergobernmental Panel on Climate Change- IPCC) ha presentado un escalofriante informe que es denominado el AR5.

Ciertamente no puede acusarse a esa multitud de científicos y expertos convocados por la ONU de ser un grupo de delirantes izquierdistas. El informe  -que fue presentado en septiembre de 2013 en Estocolmo-, lo ha preparado el IPCC para presentárselo a los gobernantes del mundo de cara a un acuerdo multilateral vinculante para la reducción de la emisión de gases invernadero que se firmaría  en 2015  y que empezaría a aplicar en 2020. Lo que parece asombroso son los tiempos que se están tomando  los gobernantes locales para frenar  el calentamiento global dadas las conclusiones del informe AR5.

Dicho informe  está planteando que aunque se detuvieran las emisiones de Dióxido de Carbono (CO2),  entre el 15% y 40% de dichas emisiones se quedarán en la atmósfera  durante siglos y durante todo ese tiempo las temperaturas del planeta permanecerán elevadas. La manifestación más  nociva del calentamiento global es el calentamiento de los océanos, los cuales se han calentado aceleradamente a partir de 1971 desde la superficie hasta los 700 metros de profundidad. Al calentarse los océanos, los glaciares   y las capas de hielo (bloques de Groenlandia y Antártico) se están reduciendo,  el nivel del mar se está elevando y lo seguirá haciendo a un ritmo más rápido que el experimentado en los últimos 40 años. Se estima que para el año 2100 el aumento estará en un rango de 26 hasta 82 centímetros. Las últimas décadas han sido cada vez más calurosas y si  entre 1880 y 2012 el aumento de la temperatura fue de 0.85 grados, a fines de siglo  tal aumento  será de 1.5 y en el escenario más catastrófico de 4.8. El planeta se está inundando de CO2, metano y óxido nítrico. El CO2 en la atmósfera  ha crecido en un 40% desde los tiempos preindustriales y ha sido absorbido  por el mar en un 30% provocando su acidificación.

Los interesados en leer este informe, especialmente se los recomiendo a los dogmáticos del neoliberalismo, pueden obtenerlo  en http://ep00.epimg.net/descargables/2013/09/27/5177839cc4f679dff4e035ebae96503b.pdf. No se necesita ser un izquierdista redomado para estar conciente de que la humanidad se encamina a un desastre. Tuve la oportunidad de escuchar una conferencia del ex vicepresidente de los Estados Unidos de América  Al Gore, quien de una manera  didáctica y gráfica nos informó de la catástrofe que se avecina. Pero en algo tiene razón el dogma neoliberal en su anatema hacia aquellos que investigan e informan sobre el calentamiento global: no hay futuro ambiental (y para la humanidad) con el capitalismo y especialmente con el capitalismo neoliberal. Mientras la producción siga orientada hacia la ganancia y no a la satisfacción de las necesidades sociales, el planeta seguirá envenenándose y la basura (incluso la tóxica) nos inundará.

Fue esta convicción la que llevó a Karl Marx hace más de  150 años a escribir en El Capital lo siguiente: “Ni siquiera toda una sociedad, una nación o, es más, todas las sociedades contemporáneas unidas son propietarias de la tierra. Solo son sus poseedoras, sus usufructuarias, y deben legarla mejorada, como buenos padres de familia,  a las generaciones venideras”.

El neoliberalismo nunca podrá dejar este  legado a las generaciones venideras.


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