sábado, 20 de julio de 2013

Tremenda “bienvenida” y “multitudinaria” protesta

Es risible cómo las corporaciones mediáticas tratan de catapultar a Capriles y de invisibilizar a Nicolás Maduro. Por ejemplo no informan del recibimiento que le dan a Maduro no solo los Gobiernos, sino también los pueblos de los países visitados. Sin embargo, sí anunciaron con mucho estruendo la gira que Capriles iba a realizar a México, Brasil, Perú y Chile.

Ángel Bravo / Especial para Con Nuestra América

La presencia de Capriles en Chile fue repudiada.
En política si bien son importantes los actores, muchas veces son determinantes los escenarios; en América Latina estos varían cada día. En los últimos años se ha acentuado -lo hemos visto recientemente- que algunos presidentes electos buscan ser legitimados internamente gracias a la política exterior y a los viajes que realizan. Pero los escenarios han cambiado; antes era determinante visitar Washington, ahora no.

Todavía a principios de los años ‘90 veíamos a los presidentes elegidos de los países latinoamericanos alistar rápidamente las maletas para realizar su primer viaje –en calidad de Presidente- a la Casa Blanca; ahí se doblegaban agradeciendo el apoyo para el triunfo electoral y se ponían al servicio del imperio, para que ejerciera el nuevo saqueo de las riquezas del país.

Últimamente en Latinoamérica varios líderes políticos progresistas que alcanzaron la presidencia en elecciones democráticas -aunque adversados totalmente por la maquinaría publicitaria de los grandes medios de comunicación al servicio de la oligarquía-, en lugar de mirar hacia el Norte, lo hicieron hacia sus propios pueblos y sus vecinos latinoamericanos. Para ellos, como dijo el profesor uruguayo Joaquín Torres García “nuestro norte es el Sur”, y estuvieron dispuestos a pasar de la actitud sumisa a la de dignidad. Tener dignidad es lo que nunca perdona el imperio, el mejor ejemplo es Cuba, que permeada por las enseñanzas del apóstol, entendió que “vale más un minuto de pie que una vida de rodillas” (José Martí). Y ahí está ese pueblo revolucionario resistiendo por más de cincuenta años el criminal bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos.

Antes, si un presidente no se alineaba a la política imperial de los Estados Unidos, sencillamente caía en desgracia, se convertía en un apestado y satanizado por los medios de comunicación; le montaban grandes campañas publicitarias para destituirlo. Hoy la Casa Blanca se impacienta, no solo porque los gobiernos progresistas han buscado integrarse y avanzar, desarrollando programas económicos, sociales, políticos, etc., sino también porque son gobiernos que han aprendido a responder con dignidad y valentía a las provocaciones imperiales; sin temor y con voz propia defiende la autonomía, soberanía e independencia de sus pueblos. El infantilismo político ya es historia en varios de nuestros países.

Aún así las grandes corporaciones mediáticas no se dan por vencidas, y acuden a vilipendiar a uno o sacralizar a otro. Desde hace tres meses saturan a sus audiencias presentando a Capriles como víctima de un “fraude” electoral, sin presentar una sola prueba. Y en la vereda de enfrente, buscan culpar a Nicolás Maduro hasta de las informaciones que posee Edward Snowden.

Es risible cómo tratan de catapultar a Capriles y de invisibilizar a Nicolás Maduro. Por ejemplo no informan del recibimiento que le dan a Maduro no solo los Gobiernos, sino también los pueblos de los países visitados. Sin embargo, sí anunciaron con mucho estruendo la gira que Capriles iba a realizar a México, Brasil, Perú y Chile. Pero, ¿por qué esos medios “objetivos” y “neutrales” no informaron que en esos tres primeros países nadie que sea relevante del Gobierno quiso recibir al golpista Capriles? El gran consuelo fue Chile, y para allá llevaron las cámaras, porque lo recibiría el Presidente Piñera, uno de los pocos peoncitos que le queda al imperio en Sudamérica. En política cada quien es responsable y libre de decidir con quien se reúne y pacta. Al respecto el canciller venezolano Elías Jaua dijo: “Ahí está en Chile, conspirando contra la patria… Ahí están los fascistas de Chile y los fascistas venezolanos”.

Las transnacionales de la información no quisieron referirse a la “bienvenida” que le dio el pueblo chileno a Capriles. Varios cientos de manifestantes protestaron contra el “ilustre” visitante, mostrando mantas en las que se podía leer: “Fuera Capriles golpista. Viva la Revolución Bolivariana”; “Fuera de Chile Capriles golpista y asesino”; “Capriles terrorista fuera de Chile”; “Capriles: ¡Cerdo Fascista!”.

En la acera de enfrente, el 12 de julio sucedió lo contrario, el Presidente venezolano a su llegada a Montevideo para la Cumbre del Mercosur fue recibido y ovacionado por miles de simpatizantes, pero de eso no informaron. ¡Qué curioso! Tampoco dijeron nada de la “multitudinaria” protesta que hubo cerca del Aeropuerto Internacional de Montevideo al arribo del Presidente Maduro, cuando cinco jóvenes señoras portaban tres carteles que decían: “Mercosur: lo jurídico por encima de lo político”.

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