sábado, 16 de febrero de 2013

Revista Con Nuestra América: una trinchera de ideas

Debatir con altura, tener una visión crítica, denunciar cuando es necesario y desarrollar propuestas alternativas, todo eso es el obligado trabajo de aquellos que han tenido la fabulosa oportunidad de dedicarse al trabajo intelectual. Con Nuestra América, sin lugar a dudas, es un hito fundamental en ese quehacer.

Marcelo Colussi
Desde Ciudad de Guatemala

La publicación digital Con Nuestra América llega a su cuarto año de vida. Eso es una muy buena noticia, y por eso la felicitamos de todo corazón.

Hoy, en un mundo marcado enteramente por la guerra mediática, construido cada vez más a base de mentiras muy bien manipuladas (“Nuestra ignorancia está planificada por una gran sabiduría”, como dijera el argentino Scalabrini Ortiz), mantener una posición de búsqueda apasionada de la verdad con una ética a prueba de todo, eso no es tarea fácil.

Esa ética, esa defensa de la verdad escondida tras tanta maraña desinformativa disfrazada de “comunicación”, no es fácil ni muy común que digamos. El sistema nos puede cooptar con demasiada frecuencia, y la lucha por un mundo de mayor justicia pareciera hoy algo lejano. Pero vale recalcar esto último: “pareciera”.

Efectivamente, el bombardeo cotidiano de toda una industria comunicacional nos ha acostumbrado a bajar la cabeza, a aceptar como “normal” las peores injusticias, las más injustificables atrocidades. Esa industria, incluso, está pensada claramente en términos de guerra, de mecanismo de control. Asistimos hoy a lo que los estrategas de los geopoderes han dado en llamar guerra de cuarta generación. Es decir: una guerra sin armas letales, sin sangre, sin explosiones ruidosas, donde el enemigo –en la lógica de quien conduce esa guerra– es la humanidad toda. Su objetivo es controlar las cabezas, condicionar puntos de vista, manipular la vida de millones y millones de seres humanos, sólo en función de mantener el estado de cosas dados.

En esa guerra, sorda e invisibilizada, los medios de comunicación son las armas más certeras que se puedan haber concebido: son “políticamente correctas”, son presentables. Más aún: terminan gustando, haciéndose imprescindibles en la cotidianeidad de inmensas masas de ciudadanos de a pie. Su poder es omnímodo, indiscutido. Son los nuevos dioses que marcan nuestras vidas.

Ante eso, ante esta lucha mortal que se libra día a día, ante la desinformación, la mentira, los distractores con forma agradable que nos terminan atrapando, es imprescindible levantar otra versión. Dicho de otro modo: ante esa lucha ideológica y esa invasión cultural que nos condiciona minuto a minuto deben levantarse, siguiendo a Martí, “trincheras de ideas”. Por eso decimos que hoy, en ese mundo “amansado”, pareciera que no hay protesta, que no hay alternativa. ¡Pero seguro que la hay! Y publicaciones como Con Nuestra América demuestran que ello sigue siendo posible.

Los frentes de combate en esta sorda lucha que es nuestro mundo, injusto y asimétrico, son diversos. Y todos son igualmente importantes. Las ideas, sin dudas, constituyen uno de esos campos de combate. Debatir con altura, tener una visión crítica, denunciar cuando es necesario y desarrollar propuestas alternativas, todo eso es el obligado trabajo de aquellos que han tenido la fabulosa oportunidad de dedicarse al trabajo intelectual. Con Nuestra América, sin lugar a dudas, es un hito fundamental en ese quehacer.

Mantener una posición crítica y propositiva en un mundo que lo que menos busca es eso precisamente, que prefiere la mansedumbre y el aturdimiento, es una tarea casi titánica. Y más aún lo es si se hace a puro pulmón, sin ningún recurso, como acto de militancia. La publicación Con Nuestra América, como hermoso esfuerzo hecho desde una posición ética inquebrantable, confiados en que la utopía sí es posible, con el pesimismo crítico de la razón pero con el optimismo encendido en el corazón, para seguir a Gramsci, es un baluarte latinoamericano en esta búsqueda. Haberse mantenido cuatro años en esta lucha siendo un faro que no deja de iluminar, es encomiable.

Por todo ello la saludamos hoy con nuestro más profundo aprecio en su cuarto aniversario, y le auguramos muchos más.

¡Felicitaciones, compañeros! Y ¡adelante!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por ayudaros a seguir soñando y a hacer caminos andando aunque sea contracorriente