sábado, 25 de febrero de 2012

Nosotros, el enemigo

Para los poderosos, nosotros somos el enemigo; es decir, los de abajo, los que sufrimos el peso de las sucesivas crisis en las que cae periódicamente el sistema capitalista; los que soportamos los “ajustes” provocados por la avidez de los especuladores; los que sufrimos el desempleo o el alza de los impuestos o el recorte de nuestras pensiones.

Rafael Cuevas Molina/Presidente AUNA-Costa Rica

rafaelcuevasmolina@hotmail.com

(Fotografía: "Somos el pueblo, no el enemigo", el grito de protesta en Valencia, España, contra la represión a los estudiantes y trabajadores).

Casi simultáneamente, dos noticias de lugares distantes entre sí nos recordaron esta semana cuál es el lugar que ocupan, en la mente de los poderosos, todos los que no están dentro del estrecho círculo de los adinerados y sus servidores (“ejecutivos”, suelen llamarles a estos últimos).

La primera nos llega de Guatemala, en Centroamérica, en donde campesinos de una pequeña comunidad llamada El Regadío, ubicada en el departamento del Quiché, mismo en donde hace 30 años el ejército de ese país arrasó con cuanto se le puso al frente bajo la consigna de eliminar a una población civil “aliada” con la guerrilla y el comunismo.

En El Regadío, terratenientes locales han agredido a dirigentes comunales y miembros de la comunidad que se oponen a ser desalojados de sus tierras. Sucede que la familia Brol, que cuenta con su propia horda de matones a los que llama “seguridad privada”, pretende adueñarse de una naciente de agua para utilizarla en la hidroeléctrica Palo Viejo II operada por la transnacional ENEL.

Como era de esperarse según el orden “natural” de las cosas, el viceministro de Gobernación y el Jefe del Estado Mayor del Ejército, con cientos de efectivos militares, carros y helicópteros, se han hecho presentes en el lugar para “restablecer el orden” y han lanzado acusaciones y amenazas contra los pobladores.

A los dirigentes comunales, que denuncian que más de 50 manzanas de sembradíos de frijol les han sido arrasadas, los señores del gobierno guatemalteco los catalogan de “líderes negativos”, y declaran abiertamente que, de seguro, están penetrados y, por lo tanto, son manipulados por el narcotráfico.

Hace 30 años, las tierras de las que fueron desplazados los pobres del Quiché pasaron a engrosar los haberes de terratenientes y militares que veían en ellas potencial para la exploración petrolera y otras granjerías. En ese entonces, la excusa fue la lucha contra la penetración comunista. Hoy, persiguiendo los mismos objetivos espurios, echan mano del narcotráfico como excusa.

Vapuleados y arrinconados, los campesinos indígenas quichés del altiplano occidental guatemalteco constituyen “el enemigo” al que se enfrenta el ejército. Es el “enemigo interno” de los poderosos, el único al que este valiente ejército se atreve a enfrentar.

Mientras tanto, al otro lado del océano, los estudiantes españoles protestan en Valencia por los recortes que está sufriendo la educación en el marco del ajuste neoliberal al que está sometida España.

La Policía Nacional española arremete contra ellos de manera especialmente violenta: vapulea adolescentes con bastones de goma; arrastra por los suelos a muchachos de 16 y 17 años; no distingue género y le da garrote también a muchachas que, como lo muestra claramente la televisión, protestaban, con todo su derecho, pacíficamente.

Las autoridades locales salen a dar declaraciones a la prensa ante la indignación general. El jefe de la policía local cataloga a los estudiantes de “el enemigo” y, lógicamente, los ánimos se caldean aún más. Aunque luego se trate de sacar la pata (se dice que fue un lapsus linguae) no cabe duda que en al apresuramiento y la presión del momento, ha salido a relucir la verdad monda y lironda: los estudiantes son el enemigo, así como en Guatemala el enemigo son los campesinos indígenas.

En otras palabras, amigos y amigas, nosotros somos el enemigo; es decir, los de abajo, los que sufrimos el peso de las sucesivas crisis en las que cae periódicamente el sistema capitalista; los que soportamos los “ajustes” provocados por la avidez de los especuladores; los que sufrimos el desempleo o el alza de los impuestos o el recorte de nuestras pensiones.

Nosotros: los campesinos guatemaltecos; los estudiantes valencianos o chilenos; los griegos indignados. Nosotros, a los que por ser los últimos se nos prometió que, algún día, seríamos los primeros.

Hoy, sin ser haber llegado aún a ser los primeros, somos el enemigo.

1 comentario:

Victor Raúl Medina Guevara dijo...

Y los intelectuales de acción vemos venir un Sunami de Revoluciòn Social Global...a la que los Poderosos Económica y Militarmente estarán dispuestos a acabar....entonces necesariamente habrá sangre y dolor..para la que debemos estar preparados cientìfica, moral y militarmente