sábado, 21 de mayo de 2016

Luchemos contra la homofobia, bifobia y transfobia

El 17 de mayo de  1990 la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) acordó eliminar  la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales. Por ello desde 2004 se celebra el día internacional contra la homofobia, bifobia y transfobia. 

Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México

Ésta efemérides revela que mucho se ha avanzado desde aquellos días en que lo “natural” era la heterosexualidad. La ciencia y el desenvolvimiento cultural de los últimos años,  nos revelan que la sexualidad humana es  sumamente compleja como para encasillarla en dos géneros. Más aún, los géneros son construcciones sociales. Hoy sabemos que éstos son más diversos de lo que antaño  aceptábamos. Existen homosexuales (gays), lesbianas, bisexuales, transexuales, travestis, intersexuales (hermafroditas) y asexuales.  Por fortuna, en buena parte del mundo occidental hoy se considera políticamente incorrecto el odio contra quienes tienen una orientación sexual distinta a la que se considera normal.
  

No obstante ello, en muchos países el odio contra personas de orientación sexual distinta (homofobia, bifobia y transfobia) sigue siendo una realidad lacerante. Los asesinatos y agresiones de todo tipo contra homosexuales por ejemplo son comunes. Y la motivación de estas infamias es precisamente  el odio que genera la diferencia. Y hablando con un compañero gay de lides políticas,  me decía que buena parte de estos asesinatos ocurren después de que un macho heterosexual ha aceptado tener sexualidad homosexual con alguien. El asesinato se convierte en estos casos  una conjura que elimina el tener que aceptar las propias inclinaciones homosexuales. Los crímenes  homofóbicos, bifóbicos o transfóbicos son tan comunes que el 26 de septiembre de 2014 el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas aprobó una resolución para combatir la violencia y la discriminación por orientación sexual e identidad de género.

En el mundo existen al menos 79 países en los que  se castiga a la homosexualidad con penas que van desde multas, trabajos forzados, deportación hasta castigos físicos, prisión y  cadena perpetua.  Siete países aplican la pena de muerte a los que se les descubre tal identidad. Solamente en diez países se ha legalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo (matrimonio igualitario). En México, el único partido político que tiene una secretaría nacional y secretarías de diversidad sexual en  cada uno de los estados es Morena. Aun así es tan arraigada la homofobia, que una  diputada local de Tabasco se ha permitido hacer declaraciones homofóbicas y otra más de Campeche votó en la legislatura local contra la legalización del matrimonio igualitario. Ambas diputadas están enfrentando procesos legales internos por actuar contra la política de dicho partido.

Y cuando escribo esto,  no olvido el estrujante caso del gran escritor inglés Oscar Wilde quien sufrió dos años de prisión y trabajos forzados por cometer actos “en contra de la naturaleza”. Este hecho destruyó la vida de Wilde. Al salir de la cárcel su salud estaba deteriorada y murió poco tiempo después abandonado por su familia y en la extrema pobreza. Esto sucedió hace más de un siglo. Hoy continúa la lucha contra la homofobia, bifobia y  transfobia.

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