sábado, 6 de julio de 2013

Adversidades para la oposición venezolana

Los recientes hechos políticos relacionados con el gobierno de Nicolás Maduro empiezan a indicar un respiro importante para la Revolución Bolivariana frente a los ataques de la oposición. Estos hechos le han dado una mayor legitimidad internacional.

Ángel Bravo / Especial para Con Nuestra América

La FAO reconoció al gobierno de Venezuela sus éxitos
en el cumplimiento de los objetivos del milenio.
Desde antes de la muerte de Hugo Chávez, él y Venezuela estuvieron en el centro de las agendas noticiosas de publicidad. La tiranía mediática internacional se dedicó a calumniar en lugar de informar, respondiendo así a los intereses del poder imperial. El presidente Chávez fue un líder incómodo para Washington; firme en la defensa de la soberanía venezolana y de los proyectos de integración económica regional.

La oligarquía venezolana que fue siempre derrotada por Chávez y el chavismo, ha aprovechado la reciente coyuntura política -signada por el luto de la partida física del líder bolivariano y los sorpresivos resultados electorales del pasado, en el que jamás imaginaron obtener esa cantidad de votos-, para sentirse viva, y pasar a “arrinconar” al gobierno de Nicolás Maduro, recurriendo al desabastecimiento de alimentos, sabotajes al sistema eléctrico, provocar descontento social y crear desestabilización política. El objetivo de la oposición acuerpada por Washington, ha sido en estos meses quemar los últimos cartuchos, para derrotar a Nicolás Maduro; en ese sentido se movilizaron –y todavía lo siguen haciendo- dentro y fuera de Venezuela.

Pero en la actual geopolítica internacional no bastan las poses escénicas ni el dramatismo frente a las cámaras televisivas; cuenta mucho también con quiénes te alías. Como si no hubiera sido suficiente para su propio desprestigio, los sabotajes, atentados y muertes provocadas por la oposición en las pasadas elecciones, ahora ha buscado unirse a organizaciones y dirigentes que no tienen nada de pacíficos ni demócratas (la OTAN, Álvaro Uribe, Juan José Rendón, la mafia cubanoamericana de Miami, entre otros). Excepto los Estados Unidos, que apoyó en un inicio las denuncias infundadas de Capriles sobre las elecciones en Venezuela, no ha habido ningún otro gobierno que desconociera públicamente la legitimidad de la elección de Nicolás Maduro. Entre los aliados de Capriles también están los medios comerciales como El País, ABC (ambos de España), El Nuevo Herald y CNN.

Sin embargo, los recientes hechos políticos relacionados con el gobierno de Nicolás Maduro empiezan a indicar un respiro importante para la Revolución Bolivariana frente a los ataques de la oposición. Estos hechos le han dado una mayor legitimidad internacional. Veamos cuatro de ellos.

El primero fue el 16 de junio cuando el gobierno de Venezuela en la persona del Presidente Nicolás Maduro recibió el reconocimiento de la FAO por haber cumplido junto a otros treinta y siete países, incluso antes de tiempo, con uno de los objetivos principales del milenio: reducir a la mitad el hambre en sus países. Ante el ocultamiento de los grandes medios y para disgusto de la oposición, según la FAO -que no puede ser tildada de chavista- el hambre en Venezuela ha sido reducida de un 13,8% a un 5% desde 1996. En el homenaje el Presidente Nicolás Maduro explicó que ese logro se debe a tres razones: 1) la lucha para fomentar la agricultura, 2) la creación de una red pública de alimentos y 3) la creación del Ministerio del Poder Popular para la Alimentación. Todo esto es parte de la Revolución Bolivariana, sembrada por Hugo Chávez y cosechada por Maduro. La reacción equivocada de la oposición no se hizo esperar, y acusó, que se trató de un premio comprado, por las influencias de Ignacio Lula Da Silva en la FAO. Como actor político, la oligarquía venezolana da un paso en falso; no entiende que la FAO no es la OEA.

El segundo episodio se dio al día siguiente –el 17 de junio-, cuando fue recibido por el Papa Francisco en el Vaticano y abordaron los temas de la pobreza, la lucha contra la delincuencia y el tráfico de drogas. Como es sabido, el Papa no sólo es el máximo jefe religioso de la Iglesia Católica Romana, sino también el jefe de un Estado, el Vaticano. Podemos estar de acuerdo o  no con la política que la iglesia representa en el mundo, sin embargo, los actos de la figura papal tienen una representación muy significativa en los ámbitos religiosos y políticos. Encontramos en la historia que las “bendiciones” papales han servido para sacralizar proyectos políticos conflictivos. Según la información ofrecida por la oficina de prensa del Vaticano se trató de un encuentro respetuoso y amigable. Así, con gestos y sin palabras, el líder (de cientos de miles en el mundo) que el pasado 21 de abril había expresado su preocupación por la situación en Venezuela y llamó a que se encontrasen “formas justas y pacíficas para superar las serias dificultades que el país está atravesando”, ahora recibía al Presidente Nicolás Maduro; conversaron e intercambiaron obsequios. A raíz de este encuentro los sectores más retrogradas de la oposición venezolana vociferaron contra el Papa Francisco.

El tercer hecho es el encuentro que sostuvo con presidentes de otras naciones europeas; el mismo 17 de junio se reunió con el Presidente de Italia Giorgio Napolitano; al día siguiente fue recibido por el Presidente de Portugal Aníbal Cavaco Silva, con quien firmó 14 acuerdos de cooperación para el desarrollo integral, y ese mismo día martes se reunión con el Presidente de Francia François Hollande, iniciando una nueva etapa en las relaciones de cooperación entre ambos países en las áreas de infraestructura, tecnología, educación, energía, petróleo, cultura y transferencia tecnológica.

A diferencia de los tres primeros hechos, en los cuales Nicolás Maduro participó, el cuarto tiene que ver con un reconocimiento político gracias al desplazamiento de actores externos; aquí la presencia física de Maduro no fue necesaria. Sucedió el 19 de junio en Londres, cuando el Presidente mexicano Enrique Peña Nieto, consultado sobre la visita de Henrique Capriles al Distrito Federal, afirmó: "No, no lo habré de recibir porque el gobierno de México ha reconocido al gobierno formado en Venezuela y no podemos ser parte de un conflicto interno ni tomar posición en un conflicto interno". "Esta es la condición de mi gobierno de actuar con absoluto respeto a las definiciones internas que tengan otros países". Días previos Capriles había anunciado la realización de una gira internacional, en donde se proponía visitar Perú, Brasil y México, para buscar apoyo a las impugnaciones electorales. 

Con el desaire de Peña Nieto, el derrotado candidato fue humillado. Hoy la oposición hace cálculos; el viaje programado a Perú para el 2 de julio también fue suspendido. Quienes lo esperaban en Lima eran algunos cadáveres políticos como Alán García, acusado de corrupción y narcoindultos; esas son las amistades políticas en la región sudamericana con las que se regodea Capriles y la oposición venezolana.

Como si todo lo anterior no fuera suficiente, en tanto escenarios adversos para la oposición venezolana, un reciente sondeo de la encuestadora International Consulting Services (ICS), realizado entre el 15 y el 26 de junio, indica que el 56,2% de los venezolanos considera que la gestión gubernamental del presidente Nicolás Maduro ha sido positiva, estimándola en un rango de valoración entre regular, buena y excelente.

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