sábado, 30 de octubre de 2010

Puerto Rico: Se mueve hacia la izquierda

El inusual fortalecimiento simultáneo de todas las formaciones políticas de un lado al otro se hace más novedoso en los independentistas y la izquierda socialista, cuya eventual desaparición era tomada como un hecho consumado ante el avance del anexionismo y la consolidación de las posiciones conservadoras en el autonomismo.
Jesús Dávila / ALAI
El eje del discurso político en Puerto Rico da señales de estarse moviendo hacia la izquierda mientras el deterioro económico se hace más grave, los sectores partidarios se realinean con un vigor renovado y el país sigue aguardando por el anuncio de cuál será la nueva política de Washington sobre la condición de esta colonia del noreste del Caribe.
El inusual fortalecimiento simultáneo de todas las formaciones políticas de un lado al otro se hace más novedoso en los independentistas y la izquierda socialista, cuya eventual desaparición era tomada como un hecho consumado ante el avance del anexionismo y la consolidación de las posiciones conservadoras en el autonomismo.
El cambio de posición del eje político se hizo evidente cuando el Gobernador Luis Fortuño, del Partido Nuevo Progresista, anunció esta semana una reforma con el doble objetivo de imponer tributo a las corporaciones extranjeras y bajar a la mitad las tasas de los impuestos sobre ingresos. De igual forma, el Partido Independentista Puertorriqueño ha logrado un prestigio tal que ha llevado a que los medios de noticias vuelvan a darle atención destacada y se anunció la creación del provisionalmente llamado “partido del pueblo trabajador”, que se propone usar como método de organización electoral el modelo de democracia participativa ensayado por los estudiantes en la pasada huelga universitaria.
Hasta en el autonomismo, donde se reafirma la posición histórica de defensa del actual régimen denominado Estado Libre Asociado, está cuajando otro partido nuevo denominado el Movimiento Unido Soberanista (MUS) que busca convocar el voto disperso a favor de que esta nación pase a ser una república asociada de Estados Unidos. A eso, el presidente del Partido Popular Democrático, Héctor Ferrer, le da tribuna destacada a los legisladores del “ala soberanista” a la vez que le ha hecho un llamado público al MUS para que se concentre en enfrentar al Partido Independentista.
El panorama no se agota con los tres partidos establecidos en el siglo XX y los dos partidos nuevos para la competencia electoral de 2012, sino que incluye grupos como la Organización Socialista Internacional, la Unión de Juventudes Socialistas, el Partido Comunista, la Coordinadora Caribeña y otros, que salieron fortalecidos de la huelga universitaria. Hasta el clandestino Ejército Popular Boricua-Macheteros ha difundido –para sorpresa de muchos- que sus comandos ya están en posición para emprender nuevas acciones armadas.
En el Movimiento Independentista Nacional Hostosiano, donde todavía no hay decisión anunciada sobre si se apoyará al MUS o al partido del pueblo trabajador, está sobre la mesa también el llamado póstumo del líder patriótico Juan Mari Bras, quien pidió a través de su hijo Juan Raul Mari Pesquera, la unidad de las fuerzas independentistas y el respaldo a una franquicia unida electoral, lo que implica respaldo al PIP. Tras la muerte del veterano patriota en septiembre pasado, el copresidente del MINH Héctor Pesquera y el secretario general del PIP, Juan Dalmau, compartieron hasta bromas en una rueda de prensa conjunta previo a la conmemoración del Grito de Lares, que por primera vez en muchos años reunió en una misma tribuna a los líderes de todos los sectores.
Ese auge en las convocatorias políticas ocurre en el marco de una crisis económica galopante que se desató cuando el entonces gobernador autonomista Aníbal Acevedo Vilá decretó el cierre parcial del Estado en lo que en Wall Street se interpretó como una maniobra de alto riesgo para forzar la aprobación del impuesto sobre el consumo. Desde el siglo XVII no se producía un colapso del Estado en Puerto Rico y sus consecuencias fueron entonces tan devastadoras que en más de trescientos años ningún gobierno lo intentó.
En ese año de 2006, esta nación isleña de casi cuatro millones de habitantes en su territorio había logrado 1.293.000 puestos de trabajo, lo que desde entonces ha ido mermando para llegar al nivel registrado en septiembre pasado de 1.083.000. Esa reducción de más de 200.000 puestos de trabajo repartidos en casi todos los sectores económicos, va acompañada de la pérdida de ingreso de los trabajadores al compararse con la inflación hasta el punto de que las proyecciones de analistas internacionales para el 2011 son que mientras en las principales economías latinoamericanas se espera un crecimiento real de los salarios desde uno por ciento hasta 6,5 por ciento, los salarios contra la inflación esperados para Puerto Rico son de negativo 4,2 por ciento.
En coincidencia con la política del presidente Barack Obama de que tributen más las grandes empresas estadounidenses con filiales en el extranjero –conocidas como corporaciones foráneas- el Gobernador Fortuño aprobó sin dar tiempo para análisis y debate un impuesto temporero y decreciente a las exportaciones de esas empresas establecidas aquí. Aunque se limitará a cuatro por ciento y bajaría a un uno por ciento el sexto y último año, el Gobernador espera con eso recaudar suficiente para iniciar la reducción de las tasas de impuestos sobre ingresos –lo que incluye eximir totalmente a los de salarios más bajos- y así ayudar a reactivar la economía y por fin estabilizar las finanzas del Estado.
El PPD denuncia que el impuesto a las grandes empresas foráneas agravará más la reducción de empleos en la manufactura y la reforma tributaria no pasará de ser un truco publicitario. Por su parte, el PIP plantea que son pasos en la dirección correcta, pero demasiado tímidos, por lo que insiste en su propuesta de un tributo permanente de diez por ciento a las ganancias de esas grandes corporaciones, que de todas maneras pagan mucho más en otros países y que descuentan lo pagado en el extranjero a la hora de hacer sus declaratorias de impuestos en EEUU.
Mientras tanto, en Washington, el procurador general adjunto, Thomas Perelli, un experto en historia, latín y matemáticas muy vinculado a Obama y con quien pocos aquí –si alguno- han logrado tener contacto, sigue preparando su borrador de informe sobre la condición política de Puerto Rico.

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