sábado, 2 de enero de 2010

2009: El año Honduras

El golpe de estado en Honduras hizo que los latinoamericanos pusiéramos, de nuevo, los pies sobre la tierra: América Latina es una zona de vital importancia geoestratégica para la nación del Norte, y no va a escatimar esfuerzos para mantenerla bajo control.

Rafael Cuevas Molina / Presidente AUNA-Costa Rica
rafaelcuevasmolina@hotmail.com

El golpe de estado perpetrado en Honduras por el Ejército y la oligarquía, aupado por los Halcones norteamericanos con la aquiescencia y colaboración de la administración Obama, marca un punto de inflexión en América Latina frente a las expectativas que, tan solo unos meses antes, había abierto el nuevo presidente norteamericano en la Cumbre de las Américas.
En efecto, aunque ya habían existido intentos de desestabilización e, incluso, de derrocamiento de otros regímenes progresistas latinoamericanos en años recientes, la existencia de una nueva administración en Washington, y los deseos expresos de nuevas relaciones con América Latina, delinearon el horizonte de posibilidad de un cambio y se abrió una especie de paréntesis, un compás de espera.
El golpe de estado en Honduras dio al traste con esas esperanzas y confirmó que, en Estados Unidos, lo que priva es una razón de Estado que va más allá de las coyunturales administraciones cuatrienales, y que responde a sus intereses imperialistas.
El golpe de estado en Honduras hizo que los latinoamericanos pusiéramos, de nuevo, los pies sobre la tierra: América Latina es una zona de vital importancia geoestratégica para la nación del Norte, y no va a escatimar esfuerzos para mantenerla bajo control.
En ello se juega, en buena medida, su preponderante papel en la política mundial pues, si no es capaz de imponer su dictum en el propio hemisferio occidental, no lo tendrá tampoco para hacerlo ahí donde los intereses de otras potencias -como China, la Unión Europea o Rusia, por ejemplo- son más sensibles.
Al finalizar el 2009 los Estados Unidos de América han dejado claro que tienen una amplia capacidad gatopardista, es decir, de procurar que las cosas cambien para que todo siga igual. Ahora, Honduras nos ha mostrado un nuevo tipo de golpe de estado: llevado a cabo por los militares, con toda la violencia y prepotencia de siempre, se camufla bajo un velo de legalidad institucional. Es la misma mona (tal vez deberíamos decir el mismo gorila) con diferente vestido.
Por varias razones, los Estados Unidos son ahora más peligrosos que durante la administración Bush. En primer lugar, porque han pasado a implementar el smart power, es decir, una forma más sutil y solapada que la utilizada por la administración anterior. En segundo lugar, porque ha hilvanado una política coherente, de varias facetas, que busca la contención de los proyectos que no le son afines en la región, especialmente la ALBA, y que pasa tanto por la incorporación a una sola estrategia de sus aliados latinoamericanos, como por la amenaza militarista.
Es nuestra opinión, por lo tanto, que 2009 marca un hito en el devenir político latinoamericano contemporáneo, pues en él se perfiló con claridad la estrategia imperialista para tratar de frenar los avances que se han dado en dirección de los intereses y necesidades de nuestros pueblos. También quedó claro que la única posibilidad real de contención a tal política está en la profundización de los procesos que se dan tanto al interior de los distintos países, como entre ellos.
Solamente con un amplio sustento popular se podrá poner freno a los intentos de desestabilización de los norteamericanos y sus aliados, y este solo se logrará ampliando la base social de apoyo mediante políticas que profundicen los cambios que ya se han iniciado. Ir hacia delante, entonces, es la consigna, ni un paso atrás, porque en ello se juegan la vida los esfuerzos por construir nuestros propios proyectos partiendo de nuestras propias necesidades.
Eso es lo que nos enseña el 2009, el año Honduras.

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