sábado, 1 de agosto de 2009

Martí en el Moncada: el problema de la hegemonía en América Latina en la transición al siglo XXI

El ejemplo de mayor riqueza y trascendencia sigue siendo, hasta ahora, el ocurrido en Cuba a lo largo del proceso de construcción del bloque histórico que, bajo la dirección política del Movimiento 26 de Julio, llevó a cabo entre 1953 y 1959 la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista y procedió, después, a establecer en ese país el primer Estado socialista del Hemisferio Occidental.
Guillermo Castro Herrera / Visiones Alternativas
“El hecho de la hegemonía presupone, sin duda, que se tengan en cuenta los intereses y las tendencias de los grupos sobre los cuales se ejercerá la hegemonía, que se construya un cierto equilibrio de compromiso, o sea, que el grupo dirigente haga sacrificios de orden económico – corporativo, pero también es indudable que tales sacrificios y el mencionado compromiso no pueden referirse a lo esencial, porque si la hegemonía es ético – política no puede ser también económica, no puede no tener su fundamento en la función decisiva que ejerce el grupo dirigente en el núcleo decisivo de la actividad económica.”
Antoni Gramsci
Clase, nación, bloque
Los conceptos de clase, nación y bloque histórico guardan una estrecha relación entre sí en el mundo moderno, y esa relación constituye en sí misma un elemento de importancia en la definición de cada uno de ellos. Aun así, el concepto de clase social es aquí el fundamental.
Las clases sociales, entendidas en su sentido más lato como grupos humanos que se diferencian entre sí por su relación con los medios de producción - y, en relación con esto, con su posición en los procesos de trabajo y en la dirección cultural y política de su propia sociedad -, han existido en todas las sociedades humanas que han superado el umbral de la barbarie a lo largo de los últimos diez mil años. De entonces acá, sus luchas han sido y son el factor más importante en el desarrollo de la historia de nuestra especie. A esto se refiere la explicación clásica ofrecida por Carlos Marx y Federico Engels en El Manifiesto Comunista, de 1848, al decir que:
"Toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad, es una historia de luchas de clases. Libres y esclavos, patricios y plebeyos, barones y siervos de la gleba, maestros y oficiales; en una palabra, opresores y oprimidos, frente a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, velada unas veces, y otras franca y abierta, en una lucha que conduce en cada etapa a la transformación revolucionaria de todo el régimen social o al exterminio de ambas clases beligerantes.
En los tiempos históricos nos encontramos a la sociedad dividida casi por doquier en una serie de estamentos, dentro de cada uno de los cuales reina, a su vez, una nueva jerarquía social de grados y posiciones. En la Roma antigua son los patricios, los équites, los plebeyos, los esclavos; en la Edad Media , los señores feudales, los vasallos, los maestros y los oficiales de los gremios, los siervos de la gleba, y dentro de cada una de esas clases todavía nos encontramos con nuevos matices y gradaciones".
“La moderna sociedad burguesa”, agregaban, había creado “nuevas clases, nuevas condiciones de opresión, nuevas modalidades de lucha, que han venido a sustituir a las antiguas”. De ese modo, la burguesía surgida de “los siervos de la gleba de la Edad Media”, había llegado a organizar el primer mercado de escala mundial en la historia de la Humanidad, acrecentando sin cesar su riqueza y su poder hasta desplazar y esfumar “a todas las clases heredadas de la Edad Media”. Leer más...

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